martes, 9 de marzo de 2010

Diez plantitas

Siempre me ha parecido una labor encomiable y sacrificada, el trabajo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Por eso, una vez más, debemos felicitarlos publicamente por el gran servicio que han prestado a la sociedad los agentes de la Guardia Civil de Usagre (Badajoz) al detener y poner a disposición judicial a un joven de 24 años cuando fue descubierto al volante de su vehículo, en posesión de diez pequeñas plantas de marihuana como consecuencia de los servicios de vigilancia y control que monta la Guardia Civil en los extrarradios de las localidades y zonas de ocio.


 
Es normal por lo tanto, que con motivo de tan aparatosa aprehensión, inmediatamente hayan dado una imaginativa nota de prensa para explicar al público los pormenores de tan importante decomiso. Según señalan en dicha nota , los agentes detectaron "señales de nerviosismo" en el conductor y procedieron a registrar el vehiculo, donde encontraron "diez plantones de marihuana", abono y ocho folletos con manuales e instrucciones para llevar a cabo el perfecto cultivo y conservación de las plantas.Tras este duro golpe contra el narcotráfico extremeño la Guardia Civil ha continúado sus pesquisas con el fin de encontrar al proveedor del detenido.

Ironías aparte, algo pasa en Extremadura y en las otras regiones, paises y reinos que forman parte de nuestra geografía. Cuando desde todas partes del mundo se eleva un grito en favor de la legalización del cánnabis, en España existe una enconada persecución por parte de esos funcionarios que llamamos policías, guardia civil, mossos de escuadra, ertzainas...Registros y persecuciones, pero ¿con que fin?. Pues no se sabe. Por que en la mayoría de los casos presentados ante la autoridad judicial acaban en la absolución del delito contra la salud pública y con las costas judiciales a cargo del contribuyente.

Y tal vez eso sea lo que no acaban de entender nuestros esforzados agentes del orden, la diferencia entre público y privado. Si yo tengo un armario dentro de mi domicilio y hago un uso privado de lo que este armario me produzca eso evidentemente se entiende dentro del ámbito privado. En nada perjudico a la salud pública. Pero me da la impresión que es más facil acobardar a un anónimo cultivador-consumidor privado, acosarlo y llevarlo ante un tribunal para que sea el juez, el que con todas las de la ley solucione el pleito, en la inmensa mayoría de los casos, con una sentencia absolutoria.

Aunque lo que seguro no solucionará ningún juez, ni sentencia absolutoria, es la sensación de persecución y desamparo que sufren todos los que conscientemente o no son víctimas de lo que hoy por hoy podíamos definir como una forma de persecución política tan cara como inútil. El Estado debe empezar a entender que no es factible , ni práctico, ni por supuesto democrático, criminalizar a miles de inofensivos ciudadanos. Es por esto que se hace cada día más necesario plantarnos y tomar conciencia de que si nos lo proponemos podemos parar esta persecución y conseguir que la legalización pueda estar a la vuelta de la esquina. Por nosotros y por esas diez inocentes plantitas.