No se le ocurrió nada mejor al vecino de Vilardevós (Ourense) de 62 años A.R.F., que colocar un kilo de marihuana en el vehículo del Servicio de Atención a Personas Dependientes. Pero no con el fin de amenizarles el viaje a los pasajeros del dicho servicio, sino con la retorcida intención de buscarle "un marrón" a la conductora,  ex-compañera suya, a la que responsabilizaba de la perdida de su puesto de trabajo en ese transporte.Acto seguido, ni corto ni perezoso se dirigió a la policía para denunciar el alijo, como un buen ciudadano.

Cuando la mujer se percató de los “extraños” paquetes que existían en el interior del vehículo, se trasladó al Cuartel de la  Guardia Civil,donde llegó en el momento que también lo hicieron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que iban tras los pasos de la conductora en respuesta al interesado chivatazo. Al llegar al cuartelillo y registrar el vehículo se descubrieron los paquetes. Tenían marihuana, lo que  evidentemente ya sabía la Policía porque para eso había sido alertada de tal extremo. 

Al cruzar datos empezaron a sospechar.Cual no sería la sorpresa de todos los presentes cuando se descubrió que  el denunciante era el mismo tío listo que había colocado la hierba para inculpar a la que fuera su compañera de trabajo, y a la que, como ya dije, responsabilizaba de haber perdido su empleo. Y fue entonces cuando empezaron  verdaderamente sus problemas.