miércoles, 27 de enero de 2010

Tiempos nuevos, tiempos salvajes



Hubo un tiempo, en este país ,allá por los 80, en el que los fumetas gozamos de una provisional e idílica tolerancia por parte de las autoridades. Coincidió con la llegada al gobierno del Partido Socialista en 1982. Sus dirigentes manifestaban sus simpatías personales a favor del uso lúdico del cannabis. Incluso altos responsables del partido afirmaron haberla consumido. Al principio fueron consecuentes con sus declaraciones. Reformaron los jodidos artículos 344 y 368 del Código Penal despenalizando el consumo de lo que llamaron "drogas blandas". 


La gente fumabamos tranquilamente en las plazas, el  hachis era bastante asequible si sabías buscarte la vida y la sociedad bienpensante parecía que se iba acostumbrando a vernos con los ojitos colorados. Aunque tanta alegría parece ser que no podía durar. En los años 80, había un paro de la hostia, que como siempre sufrían los jovenes. Sin trabajo y sin pasta, ya no hacía tanta gracia vernos todo el día sentados y fumando petas en los parques. Esta crisis hizo que los palos aumentaran exponencialmente y la aparición de la puñetera heroína no hizo más que acabar de poner a la sociedad en contra de las drogas.Así, para el año 1992, esta sociedad estaba preparada para no solo soportar, sino incluso aplaudir un retroceso en unas libertades que había costado tanto conseguir. Y así aparece la tristemente célebre Ley Corcuera, o de patada a la puerta como tan gráficamente se la llamó. La represión había comenzado.

Entonces empezó lo que yo llamo la época del slalom. Ir a pillar para fumar se convirtió en un deporte de riesgo. Si conseguías que no te parara la policía, que ya era difícil, unos metros mas adelante aparecían uno o varios individuos ,demacrados y extremadamente delgados que te invitaban a punta de navaja a desprenderte de tu dinero y objetos de valor. Si algún afortunado llegaba al punto de venta sano y salvo, tampoco no era una garantía de que no te llevaras un trozo de henna mezclado con alquitran. Eran, para nosotros, como cantaban Los Ilegales, "Tiempos nuevos, tiempos salvajes". Os  recomiendo la canción, no los tiempos.