lunes, 25 de enero de 2010

Napoleón y el hachis



Hay sucesos en la Historia que no suelen estar en esos librotes que nos hacen estudiar de chavales y uno de ellos es la relación de Napoleón con el cañamo en general y con el hachis en particular. Y no es que el pequeño corso se pusiera hasta las trancas de Black Widow, ni que tuviera unas macetitas de AK-47. Que va, a Napoleón le ponía más unas batallas, ejecutar turcos o ser expulsado de España por el discutible metodo de ahogarse en sangre hispana.


En 1798, Napoleón, cuando solo era un joven general frances, le propuso al Directorio, que era quien cortaba el bacalao despues de la Revolución francesa, colonizar Egipto. El Directorio estaba loco por quitarse de encima al ambicioso Napoleón, y aunque la movida le iba a salir por un pastón, aprobó la empresa con tal de alejarlo de los circulos de poder.

Napoleón formó un ejército de 38.000 hombres, un millar de cañones y setecientos caballos y se me plantó en Egipto donde se pusieron a repartir collejas con ganas.
Los soldados franceses, entre colleja y colleja, buscaban un bar donde ponerse de vino y alternar con las aborigenes. Pero claro en un país de musulmanes no es que no encuentres un buen Burdeos, es que no encuentras ni un jodido tetrabrik de Don Simón. Y como a falta de pan buenas son tortas, los gabachos se fijaron en que los egipcios se fumaban unas pipas que se ponian todos con la risa. Y lo probaron, por supuesto. Y les gustó.

Cómo les tuvo que gustar el chocolate, que Napoleon tuvo que poner el pie en la pared y sacar la siguiente orden:
"En todo Egipto queda prohibido el uso de una bebida que los musulmanes hacen con el hachis, y así mismo inhalar el humo de las semilas del hachis".
La cagaste Burt Lancaster. Los soldados franceses tuvieron que pasar de las pacificas pipas y dedicarse a matar y violar que era para lo que habían ido.

El problema le salió al futuro emperador con un equipo de 175 cientificos que había llevado en la expedición, no se sabe si con el fin de darse pisto o por tapar las evidentes intenciones imperialistas. Este selecto grupo no solo no estaba sujeto a la ferrea disciplina militar sino que tenía la tarea de identificar la flora y fauna de los territorios conquistados. Y claro, entre la flora egipcia estaba el cañamo, que inmediatamente fue principal protagonista y estrella de todas sus investigaciones. Como tontos.Tanto le gustó el costo, que cargaron unos kilitos a su retorno a Francia y en 1809 ya apareció un informe científico sobre los extractos del hachis que abrió a Europa las puertas de un mundo hasta entonces lejano y exótico.